domingo, 11 de setiembre de 2011

LAS 3 TRANSFORMACIONES DEL ESPÍRITU: EL NIÑO (Última Parte)


El niño es inocencia y olvido, un empezar de nuevo, un juego, una rueda que gira, un primer movimiento, un Sí sagrado. Sí, hermanos míos, para el juego de la creación se necesita una afirmación sagrada: el espíritu desea ahora su propia voluntad, el espíritu que perdió el mundo gana ahora su propio mundo. Les he nombrado tres metamorfosis del espíritu: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león y el león, por último, en niño.

EL NIÑO ES EL PICO MÁS ALTO DE LA EVOLUCIÓN EN LO QUE CONCIERNE A LA CONSCIENCIA. Pero el niño es sólo un símbolo; no significa que los niños sean el estado más alto del ser, un niño es usado simbólicamente porque es cognoscible. Es inocente, y porque es inocente está lleno de admiración, y porque sus ojos están llenos de admiración, su alma ansía lo misterioso. Un niño es un comienzo, un juego, y la vida debería ser siempre un comienzo y siempre un juego; siempre una risa y nunca seriedad.

...Un primer movimiento, un Sí sagrado.

Sí, un Sí sagrado es necesario, pero EL SÍ SAGRADO PUEDE VENIR SOLAMENTE DESPUÉS DE UN NO SAGRADO.

También el camello dice sí, pero es el sí de un esclavo. No puede decir no. Su sí no tiene sentido. El león dice no, pero no puede decir sí. Esto es contrario a su propia naturaleza. Le recuerda al camello. De alguna manera se ha liberado del camello y decir sí con naturalidad le recuerda otra vez el sí del camello y la escla­vitud. No, el camello es incapaz de decir no. El león, es capaz de decir no pero incapaz de decir sí.

EL NIÑO NO SABE NADA DEL CAMELLO, NO SABE NADA DEL LEÓN. Es por eso que Za­rathustra dice: "Un niño es inocencia y olvido...", su sí es puro y tiene todo el potencial para decir no, si no lo dice es porque confía, porque no tiene miedo; no es a partir del miedo sino a partir de la confianza, CUANDO EL SÍ PROVIENE DE LA CONFIANZA, ÉSTA ES LA MAYOR TRANSFORMACIÓN QUE UNO PUEDE ESPERAR. Estos tres sím­bolos son hermosos de recordar.

Recuerda que estás donde está el camello, recuerda que tienes que moverte hacia el león, recuerda que no tienes que detenerte en el león, tienes que moverte aún más lejos, a un nuevo comienzo, a la inocencia y al sí sagrado: al niño.

EL REAL SABIO SE TORNA NUEVAMENTE UN NIÑO... el círculo es completo: del niño al niño nuevamente. Pero la diferencia es grande. El niño, como tal es ignorante. Tendrá que pasar por el camello, por el león, y regresar al niño; y este niño no es exactamente el antiguo niño, porque no es ignorante. Se ha movido a través de todas las experiencias de la vida: la esclavitud, la libertad, un sí impotente, un no feroz, y aun así ha olvidado todo eso.

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NO ES IGNORANCIA SINO INOCENCIA... el primer niño era el comienzo de un viaje... la segunda infancia es la terminación del viaje.

En los días en que Zarathustra estaba escribiendo estas declaraciones en Irán, en la India estaban siendo escritos los Upanishads, que tienen la misma compren­sión. En los Upanishads, el brahmin es alguien que llega a conocer la realidad suprema. Nadie nace brahmin, sólo al conocer el "brahm", la realidad suprema, uno se torna un brahmin; y otro nombre del brahmin en los Upanishads es dwij, nacido dos veces.

El primer nacimiento es del cuerpo y el segundo nacimiento es de la conscien­cia... EL PRIMER NACIMIENTO TE HACE HUMANO... EL SEGUNDO NACIMIENTO TE HACE UN DIOS.

                 ... Así hablaba Zarathustra.

Madurez significa recuperar de nuevo tu inocencia, reclamar tu paraíso, volverte de nuevo un niño. Por supuesto, hay una diferencia, un niño corriente está destinado a ser corrompido, pero cuando recuperas tu infancia de nuevo, te vuelves incorruptible. Nadie te puede corromper, eres lo bastante inteligente; ahora ya sabes lo que te ha hecho la sociedad, estás atento y alerta y no vas a permitir que suceda otra vez.

OSHO - Zarathustra: Un Dios Que Puede Bailar

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