La cuarta pregunta: "¿Qué es educación?"
Parmar, el hombre nace en calidad de semilla. Nace como un potencial. No nace como algo ya actualizado. Y esto es muy especial, esto es extraordinario, pues en toda la existencia sólo el hombre nace como un potencial, todo otro animal nace ya actualizado.
Un perro nace como un perro, y permanecerá igual toda su vida. El león nace como león. El hombre no nace como un hombre, el hombre sólo nace como una semilla: puede que se realice, puede que no se realice. El hombre tiene un futuro: ningún otro animal lo tiene. Todos los animales nacen instintivamente perfectos. El hombre es el único animal imperfecto. De este modo, el crecimiento, la evolución, resultan posibles.
La educación es un puente tendido entre el potencial y la actualización. La educación está destinada a ayudarte a convertirte en aquello de lo cual eres sólo una semilla. Y eso es lo que yo estoy haciendo aquí; éste es un lugar de educación. Aquello que se hace en los colegios, escuelas y universidades no es educación. Sólo te prepara para obtener un buen trabajo, un buen sueldo; no es educación real. No te da vida. Quizás te entregue una vida más cómoda, pero una vida más cómoda no es un mejor nivel de vida: no son sinónimos.
Lo que llaman educación, la que se da en el mundo, sólo te prepara para ganarte el pan. Y Jesús dice, “No sólo de pan vive el hombre”. Y eso es lo que sus universidades han estado haciendo: te preparan para ganarte el pan en mejor forma, de manera más fácil, en forma más confortable, con menos esfuerzo, con menos penurias. Pero todo lo que hacen es prepararte para que tengas el pan y la mantequilla. Es una forma muy, muy primitiva de educación: no te prepara para la vida.
Es así que vemos tantos robots andando por ahí. Son perfectos como empleados, como jefes de estación, como suplentes de un recaudador. Son perfectos, son hábiles; pero si miras en lo profundo de ellos verás que son sólo mendigos, y nada más. Ni siquiera han probado un mordisco de la vida. No han conocido lo que es la vida, lo que es el amor, lo que es la luz. No han conocido nada de Dios, no han probado nada de la existencia, no saben cómo cantar y cómo danzar y cómo celebrar. No conocen la gramática de la vida; son totalmente estúpidos. Sí, ganan dinero -ganan más que otros, son muy hábiles y se encaraman cada vez más alto en la escala del éxito- pero en lo profundo de ellos mismos siguen estando vacíos, pobres.
Educarte es entregarte riqueza interna. No se trata solamente de que estés más informado; ésa es una idea muy primitiva de la educación. La llamo primitiva porque se halla enraízada en el miedo, enraízada en que “Si no me educo bien, no seré capaz de sobrevivir”. La llamo primitiva, porque en el fondo es algo muy violento: te enseña a competir, te hace ambicioso. No es otra cosa que una preparación para un mundo competitivo, en el que cada uno le rebana la garganta al otro, en el que todo el mundo es enemigo de los demás.
Es así que el mundo se ha transformado en un manicomio. El amor no puede ocurrir. ¿Cómo podría presentarse el amor en un mundo tan violento, ambicioso y competitivo, en que cada uno trata de degollar a su vecino? Esto es muy primitivo, pues se halla basado en el temor de que, “Si no estoy bien educado, bien protegido, bien informado, es posible que no logre sobrevivir en la lucha por la vida”. Considera la vida sólo como una lucha.
Mi visión de la educación es que la vida no debiera ser tomada como una lucha por sobrevivir; la vida debiera ser tomada como una celebración. La vida no debiera ser sólo competencia, la vida también debiera ser alegría. Canto y danza y poesía y música y pintura, y todo eso se encuentra a tu alcance en el mundo -la educación debiera prepararte para entrar en sintonía con todo esto- con los árboles, con las aves, con el cielo, con el sol y la luna.
Y la educación debiera prepararte para que seas tú mismo. En este momento, te prepara para que seas un imitador; te enseña a ser como otros. Esto es deformar, no educar. La verdadera educación te enseñará a ser tú mismo, auténticamente tú mismo. Eres único. No existe nadie como tú, nunca lo ha habido, nunca lo habrá. Es grande el respeto que Dios te ha dispensado. Esta es tu gloria: que eres único. No te vuelvas imitativo, no te transformes en una copia mimeografiada.
Sin embargo, eso es lo que está haciendo eso que llaman educación: hace copias mimeografiadas, destruye tu rostro original. La palabra “educación” tiene dos significados: ambos son hermosos. Un significado es muy bien conocido -aún cuando no se le practica en absoluto- y es: extraer algo de ti. “Educación” significa, sacar a la luz aquello que se encuentra en tu interior, actualizar tu potencial… tal como sacas agua de un pozo.
Pero esto no se está practicando. Al contrario, te están echando cosas encima: no están extrayendo algo de ti. La geografía y la historia, la ciencia y las matemáticas: siguen vertiéndotelas encima. Te transforman en un loro. Han sido tratados como computadores; del mismo modo como alimentan a las computadoras, te alimentan a ti. Las instituciones educacionales son lugares en que te embuten cosas en la cabeza.
La verdadera educación estará destinada a sacar a la luz aquello que se halla oculto en ti -lo que Dios ha colocado en ti como un tesoro- a descubrirlo, a revelarlo, a volverte luminoso.
Y otro significado de la palabra, que es aún mucho más profundo: “educación” proviene de la palabra educare, que significa conducirte desde la oscuridad hacia la luz. Un significado tremendamente significativo: llevarte de la oscuridad hacia la luz. Los Upanishads dicen, “Señor, guíanos desde la falsedad hacia la verdad” -Asato ma sadgamaya-. “Señor, guíanos desde la muerte hacia la inmortalidad” -Mrityorma amritamgamaya-. “Señor, guíanos desde la oscuridad hacia la luz” -Tamaso ma jyotirgamaya-. Ese es el exacto significado de la palabra educación: Tamaso ma jyotirgamaya, desde la oscuridad hacia la luz.
El hombre vive en la oscuridad, en la inconsciencia -y al hombre le es posible llenarse de luz-. La llama está allí; debe ser estimulada. La consciencia está allí, pero debe ser despertada. Todo les ha sido dado, lo han traído con ustedes; pero la idea de que se han transformado en hombres sólo porque se les ha entregado un cuerpo humano, es errónea… y esa idea ha producido un daño tremendo a través de los tiempos.
El hombre nace sólo bajo la forma de una oportunidad, como una ocasión. Y muy pocas personas alcanzan la meta: un Jesús, un Buda, un Mahoma, un Bahaudín. Muy pocas personas, muy pocas y muy a lo lejos, se transforman realmente en hombres -cuando se llenan de luz, cuando no queda nada de oscuridad, cuando no hay resabios de inconsciencia en ninguna parte de tu alma, cuando todo es luz, cuando eres sólo consciencia.
Un hombre le preguntó a Buda… el hombre era un astrólogo, un erudito muy lleno de conocimientos. Cuando vio a Buda se sintió confundido. Nunca había visto tal belleza, tal gracia. El hombre estaba simplemente arrobado; se inclinó frente a Buda y dijo: “¿Eres un deva, un ángel? ¿Acaso has descendido del cielo?” -pues nunca había visto gracia similar en la tierra- “¿Quién eres? ¿Eres un gandharva?”.
Los gandharvas son, mitológicamente, los músicos de los dioses. Están llenos de gracia, pos supuesto -son los músicos de los dioses. Su sola presencia es música, música celestial. Y el astrólogo oyó esa música alrededor de Buda.
Dijo, “¿Eres un gandharva?” Y Buda respondió, “No, no soy un dios, no soy un gandharva”.
“Y entonces, ¿quién eres? ¿Eres sólo un hombre?”. Y Buda respondió, “No, tampoco soy un hombre”.
“Y entonces, ¿quién eres?”. Y el hombre siguió preguntando, y Buda siguió respondiendo, “No, no, no”. Se sintió cada vez más confundido, y finalmente preguntó, “Y entonces, ¿quién eres?”.
Y Buda respondió, “Yo soy consciencia”.
Consciencia, sólo consciencia, consciencia pura… y sólo entonces estarás realizado. Y entonces la vida es una bendición.
La educación tiene la finalidad de conducirte desde la oscuridad hacia la luz. Eso es lo que estoy haciendo aquí. Parmar ha formulado esta pregunta porque el Gobierno hindú no está listo para aceptar que mi trabajo sea educativo. Es natural. No pueden aceptar que sea educativo, pues no produzco empleados, jefes de estación, asistentes de recaudadores. Estoy creando nuevos seres humanos. Para ellos, esto es peligroso. Si esto es educación, entonces… no podrán permitirla. Es una rebelión.
Te estoy enseñando a ser tú mismo, te estoy enseñando a no tener miedo, te estoy enseñando a no ceder frente a la presión social, te estoy enseñando a no ser un conformista. Te estoy enseñando a no anhelar el confort y la comodidad, pues si anhelas el confort y la comodidad, la sociedad te los proporcionará, pero a cambio de un precio determinado. Y el precio es alto: obtienes comodidad, pero pierdes tu consciencia. Obtienes confort, pero pierdes tu alma.
Puedes tener respetabilidad, pero entonces no serás verdadero contigo mismo; serás un seudo-ser humano; habrás traicionado a tu Dios y a ti mismo. Pero eso es lo que la sociedad desea: que te traiciones a ti mismo. La sociedad desea utilizarte como una máquina, la sociedad desea que seas obediente. La sociedad no necesita que tú funciones como un ser inteligente, pues un ser inteligente se comportará en forma inteligente, y habrá ocasiones en que diga, “No, no puedo hacer esto”.
Por ejemplo, si eres realmente inteligente y consciente, no podrás formar parte de ningún ejército. Imposible. Para formar parte de cualquier ejército necesitas, como requisito básico, falta de inteligencia. Es por eso que en el ejército se las arreglan de mil formas para destruir tu inteligencia. Se necesitan años para destruír tu inteligencia: a eso lo llaman “entrenamiento”. Debes obedecer órdenes estúpidas: girar a la derecha, girar a la izquierda, marchar hacia adelante, marchar. hacia atrás -esto y lo otro- y siguen una y otra vez, día tras día, mañana y tarde. Lenta, lentamente, la persona se transforma en un robot, comienza a funcionar como una máquina.
He oído…
Una mujer fue a un sicoanalista y le dijo, “Estoy muy preocupada, no puedo dormir. Mi esposo es coronel de ejército. Cada vez que viene a casa de vacaciones es una pesadilla para mí. Siempre que duerme sobre su costado derecho ronca, ronca tan ruidosamente que no sólo me molesta a mí, sino que también a los vecinos. ¿Me puede sugerir algo? “¿Qué debiera hacer?”.
El sicoanalista lo pensó y luego dijo, “Haga una cosa. Esta noche pruebe hacer esto, quzás dé resultado”, y le dio una receta, que dio resultado. La receta era simple: le dijo, “Apenas comience a roncar, simplemente dígale, “‘A la izquierda -Ámedia vuelta!”.
Ella no pudo creerlo; pero cuando lo hizo, resultó -incluso estando él dormido. El sólo roncaba cuando estaba sobre su costado derecho; y cuando ella le dijo al oído, suavemente, -no muy fuerte, con suavidad- “A la izquierda -Ámedia vuelta!”, su viejo hábito lo hizo girar a la izquierda. El ronquido se detuvo, aún en medio del sueño.
He oído:
William James se refirió a este ejemplo, un caso que ocurrió realmente. Después de la Primera Guerra Mundial, un hombre que se había retirado del ejército, estaba acarreando un balde lleno de huevos sobre la cabeza, y alguien le jugó una broma. Unas pocas personas estaban paradas a un costado, y un hombre dijo en voz alta, “ÁAtención!”, y ese hombre simplemente se puso firme; el balde cayó y los huevos se quebraron por todo el camino. Se puso furioso; dijo, “¿Qué clase de broma es ésta?”. Pero ellos respondieron, “No hemos hecho nada. Sólo dijimos “ÁAtención!”. ¿Acaso no podemos decir eso?”. Y el hombre se había retirado del ejército al menos diez años atrás -pero la cosa persiste.
He oído,
Un boxeador con insomnio fue al médico a buscar ayuda. El ex pugilista había probado con sedantes suaves, pero no parecían dar resultado. El médico, dudando prescribir algo que produjera mayor adicción, dijo: “Mire, antes de recetarle esta inyección más fuerte, quisiera que usted pruebe un remedio más antiguo. Puede que se ría, pero resulta. Trate de relajarse totalmente y luego comience a contar hasta cien”.
Unos pocos días después, el viejo luchador regresó y dijo, “Doctor, no puedo hacerlo. Cada vez que comienzo a contar, me pongo en pie de un salto al llegar a nueve”.
Todo el entrenamiento en el ejército es para destruir tu consciencia, es para convertirte en una máquina automática. Y entonces, podrás ir a matar. De otro modo, si aún te queda un poco de inteligencia, verás que la persona que estás matando es inocente; no te ha hecho nada a ti ni a nadie. Y debe tener una esposa en casa que espera que él regrese; y puede tener niños pequeños, que se transformarán en mendigos; y puede que tenga una vieja madre y un viejo padre, puede que enloquezcan. “¿Y por qué estoy matando a este hombre?”. Porque el oficial dice, “Comiencen a matar. ¡Fuego!”.
Una persona inteligente no será capaz de disparar. Puede que una persona inteligente prefiera morir antes que matar a gente inocente. La guerra ha comenzado porque algún estúpido político desea mezclarse en una guerra, porque algún político desea tener más poder, por estúpidas declaraciones de los políticos.
A esto llamo educación: hacer que la gente sea más inteligente. Y eso es lo que estoy haciendo aquí. Si este fuego se extiende, esta vieja y podrida sociedad no podrá sobrevivir. Sobrevive debido a tu inconsciencia, vive debido a tu inconsciencia.
Así, es natural, Parmar, que el gobierno no reconozca esto como un lugar en que se eduque. Desde el punto de vista de ellos, éste es uno de los lugares más peligrosos que hay.
Pero, al menos en cuanto a mí respecta, esto es educación.
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