jueves, 20 de octubre de 2011

La CREATIVIDAD y la DISCIPLINA

(Bohemio: Persona que lleva un tipo de vida libre y poco organizada.)


En el pasado, todos los artistas famosos han sido co­nocidos por su estilo de vida bohemio. Por favor, ¿puedes decimos algo sobre la creatividad y la disci­plina?

LA VIDA bohemia es la única que vale la pena vivir! Los de­más tipos de vida son tibios; más que maneras de vivir la vida apasionada e intensamente son maneras de cometer un len­to suicidio. En el pasado, era inevitable que el artista viviera en rebelión, porque la creatividad es la rebelión más grande de la existencia. Si quieres crear, te tienes que liberar de todos los condicionamientos; de lo contrario, tu creatividad no será nada más que copiar, sólo será una copia. Únicamente podrás ser crea­tivo si eres un individuo, no puedes crear si formas parte de la psicología de masas. La psicología de masas no es creativa; vive la vida como un fastidio. No conoce el baile, el canto, la diver­sión; es mecánica.

Por supuesto, hay ciertas cosas que la sociedad te dará sólo si eres mecánico. Conseguirás ser respetado, conseguirás hono­res. Las universidades te concederán licenciaturas, los países te darán medallas de oro, por último, podrías recibir el Premio No­bel. Pero todo este asunto es horrible.

Un verdadero genio descartará toda esa tontería porque es un soborno. Que te den el Premio Nobel sólo significa que eres respetado por tus servicios a los poderes establecidos, que eres honrado porque has sido un buen esclavo, obediente, no te has descarriado, has seguido un camino ya recorrido.

El creador no puede seguir un camino ya recorrido. Tiene que buscar y encontrar su propio camino. Tiene que indagar en las junglas de la vida, tiene que ir solo, tiene que marginarse de la psicología de masas, de la psicología colectiva. La mente co­lectiva es la mente más inferior del mundo; hasta los así llama­dos idiotas están un poco por encima de la idiotez colectiva. Pero la colectividad tiene sus propios sobornos: respeta a las perso­nas, honra a las personas, sólo si persisten en que el camino de la mente colectiva es el único camino correcto.

En el pasado, creadores de todos los tipos -pintores, bailari­nes, músicos, poetas, y escultores- tuvieron que renunciar a ser gente respetable por pura necesidad. Tuvieron que vivir un esti­lo de vida bohemio, la vida del vagabundo; esa era la única posi­bilidad que tenían de ser creativos. En el futuro no hace falta que sea así. Si me entiendes, si sientes que lo que estoy diciendo tie­ne algo de verdad, entonces en el futuro todo el mundo deberá vivir individualmente y no habrá necesidad de una vida bohemia. La vida bohemia es la consecuencia de una vida respetable, or­todoxa, fija y convencional.

Mi esfuerzo consiste en destruir la mente colectiva y hacer libre a cada individuo, para que sea él mismo o ella misma. En­tonces no habrá ningún problema; entonces podrás vivir como quieras. De hecho, la humanidad nacerá realmente el día en que sea respetada la rebelión del individuo. La humanidad todavía no ha nacido; está todavía en el útero. Lo que ves como humanidad es sólo un fenómeno muy engañoso. A menos que demos a cada persona libertad individual, libertad absoluta para ser él mismo, para existir a su manera.... Y, por supuesto, no tiene que inter­ferir con nadie más; esa es parte de su libertad. Nadie debería de interferirle a nadie.

Pero en el pasado todo el mundo ha estado metiendo las narices en los asuntos de todos los demás, incluso en cosas que son absolutamente privadas, que no tienen nada que ver con la so­ciedad. Por ejemplo, te enamoras de una mujer; ¿qué tiene eso que ver con la sociedad? Es un fenómeno puramente personal, no es un fenómeno de interés público. Si dos personas están de acuerdo en comulgar en amor, la sociedad no debería de inmis­cuirse. Pero la sociedad se inmiscuye con toda su parafernalia de forma directa, de forma indirecta. El policía se interpondrá en­tre los dos amantes; el magistrado se interpondrá entre los dos amantes; y por si fuera poco, la sociedad ha creado un súper po­licía: Dios, que se ocupará de ti.

La idea de Dios es la del mirón que no respeta tu intimidad ni en tu baño, que mira por el agujero de la cerradura para ver lo que estás haciendo. Eso es feo. Todas las religiones del mun­do están observándote; es feo. ¿Qué tipo de Dios es este? ¿No tie­ne otra cosa que hacer más que espiar a todo el mundo, seguir a todo el mundo? ¡Parece que es el supremo detective!

La humanidad necesita un nuevo sustrato..., una tierra de li­bertad. La bohemia fue una reacción, una reacción necesaria, pero si mi visión triunfa no habrá bohemia, porque no habrá una men­te colectiva tratando de dominar a las personas. Entonces, todo el mundo estará relajado consigo mismo. Por supuesto, no tienes que interferir con nadie pero en lo que respecta a tu vida tie­nes que vivir según tus propias convicciones. Sólo entonces hay creatividad. La creatividad es la fragancia de la libertad individual.

Me preguntas: «Por favor, ¿nos puedes decir algo sobre la creatividad y la disciplina?»

Disciplina es una hermosa palabra, pero ha sido mal em­pleada en el pasado, como todas las demás palabras hermosas. La palabra disciplina viene de la misma raíz que la palabra discípu­lo; el significado etimológico de la palabra es proceso de apren­dizaje. El que está dispuesto a aprender es un discípulo y el pro­ceso de estar dispuesto a aprender es disciplina.

La persona experta no está nunca dispuesta a aprender por­que piensa que ya sabe; está muy centrada en su así llamado co­nocimiento. Su conocimiento no es otra cosa que alimento para su ego. No puede ser un discípulo, no puede tener una auténti­ca disciplina.

Sócrates dice: «Sólo sé que no nada sé.» Ese es el principio de la disciplina. Cuando no sabes nada, por supuesto, surge un gran anhelo por aprender, por buscar, explorar, por investigar. Y en el momento en el que empiezas a aprender, inevitablemente, le sigue otro factor: tienes que renunciar continuamente a todo lo que has aprendido; de lo contrario, se convierte en conoci­miento y el conocimiento te impedirá seguir aprendiendo.

Un hombre verdaderamente disciplinado nunca acumula; muere momento a momento a todo aquello que ha llegado a co­nocer y se vuelve otra vez ignorante. La ignorancia es realmen­te luminosa. Una de las experiencias más hermosas de esta exis­tencia es vivir en un estado luminoso de no saber. Cuando estás en un estado de no saber estás abierto. No hay barreras, estás dis­puesto a explorar. Los hindúes no pueden experimentarlo, ya es­tán repletos de conocimientos. Los musulmanes no pueden ex­perimentarlo, tampoco los cristianos.

Pero yo estoy aquí para hacer añicos todas las ilusiones. Sí, te irritará, te fastidiará; ésa es mi manera de funcionar, de trabajar. ¡Te sabotearé desde tus mismas raíces! A menos que seas destruido por completo como mente, no hay ninguna esperanza para ti.

La disciplina ha sido malinterpretada. La gente ha estado di­ciendo a los demás que disciplinen su vida, lo que tienen o no tienen que hacer. Al hombre le han sido impuestos miles de de­berías y no deberías, y cuando un hombre vive con miles de deberías y no deberías no puede ser creativo. Está prisionero; por todos lados se encontrará con un muro.

La persona creativa tiene que disolver todos los deberías y no deberías. Necesita libertad y espacio, un espacio inmenso, necesita todo el cielo y todas las estrellas, sólo entonces su espontaneidad más íntima puede empezar a crecer.

Recuerda, lo que yo entiendo por disciplina no tiene nada que ver con los Diez Mandamientos.; no te estoy dando una disciplina; simplemente te estoy dando una visión de cómo seguir aprendiendo sin que te conviertas nunca en un erudito. Tu disciplina tiene que proceder de tu propio corazón, tiene que ser tuya, y hay una gran diferencia. Cuando la disciplina te la da otro no puede encajar contigo; sería como llevar la ropa de otro. Te vendrá o grande o pequeña, y siempre te sentirás un poco ridículo en ella.

Mahoma dio una disciplina a los musulmanes; puede que fuese buena para él, pero no puede ser buena para nadie más. Buda dio una disciplina a millones de budistas; puede que fuese buena para él, pero no puede ser buena para nadie más. Una disciplina es un fenómeno individual; cuando la tomas prestada empiezas a vivir de acuerdo a principios establecidos, principios muertos. Y la vida nunca está muerta; la vida está cambiando constantemente, momento a momento. La vida es un cambio continuo.

Heráclito tiene razón: no puedes adentrarte dos veces en el mismo río. De hecho, me gustaría decir que no puedes aden­trarte en el mismo río ni siquiera una vez, ¡el río va muy rápido! Hay que estar alerta, observar cada situación y sus matices, uno tiene que responder a cada situación de acuerdo al momento, no de acuerdo a cualquier otra respuesta confeccionada por otros.

¿Eres capaz de ver la estupidez de la humanidad? Hace cin­co mil años, Manu les dio una disciplina a los hindúes y todavía la continúan observando. Hace tres mil años, Moisés le dio una disciplina a los judíos y todavía la siguen observando. Hace cin­co mil años, Adinatha le dio su disciplina a los jainistas y todavía continúan observándola. ¡Todas estas disciplinas están volviendo loco al mundo! Están caducadas, deberían haber sido enterradas hace mucho tiempo. Estás cargando cadáveres y esos cadáveres apestan. Y cuando vives rodeado de cadáveres, ¿qué tipo de vida puedes tener?

Yo te enseño el momento, la libertad del momento y la res­ponsabilidad del momento. Una cosa podría estar bien en este momento y podría ser un error el momento próximo. No in­tentes ser consistente; de otra forma, estarás muerto. Sólo los muertos son consistentes.

Intenta estar vivo con todas sus inconsistencias y vive cada momento sin ninguna referencia al pasado, sin ninguna re­ferencia al futuro tampoco. Vive el momento en el contexto del momento, y tu respuesta será total. Y esa totalidad tiene belleza y esa totalidad es creatividad. Entonces todo lo que hagas tendrá su propia belleza.

"La creatividad es una plegaria. Y siempre que crees algo, en esos momentos estás con Dios, caminas con Dios, vives en Dios. Cuanto más creativo te vuelvas, más divino serás..."

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